jueves, 31 de octubre de 2013

Creí al fin, por primera vez en mi vida, haber encontrado a la amiga ideal, la amistad ideal comprensible que siempre quise, dado a que en mi no tan larga vida he sufrido muchas desilusiones por varias personas y he sido dejada de lado, sola, burlada, puesta a exposición bajo la cruda y burlona mirada de todos siendo la "rara", la "loca", la "anti", la que está sola. Pero no, me equivoqué de nuevo, y esto realmente me destruye por dentro, aunque trato de no darle tanta importancia para no sufrir tanto como en experiencias anteriores, pero es algo que me supera.
No puedo hacer amigos, las amistades no me duran y realmente es una mierda porque te encontrás sola en este mundo, desamparada y apartada de muchas cosas. Perdés lindas experiencias, risas, trabajos en equipo, conversaciones o simplemente un momento en silencio al lado de una persona que te pudo llegar a comprender en algún momento de la vida así, bajo silencio, porque alguna vez estuvimos realmente conectadas.
Pero todo cambió, me dejaron de lado, fuí rechazada, abandonada y tirada al libre destino que me depara solitaria como... como nada, porque todos tienen una compañía, menos yo.
Los perros callejeros tienen compañía, los linyeras también, las flores y los árboles también, los chicos del jardín también, y si uno es apartado otro viene a hacerle compañia o hablarle siquiera; pero no, yo no.
Yo estoy SOLA, completamente sola.

Hace 2 años pasé por exactamente lo mismo, mucho peor, pero al menos tenía algo externo que me servía para olvidarme de todo el sufrimiento que padecía cada mañana escolar. Yo estaba sola, todos me ignoraban, nadie me entendía (bueno, como ahora), sin embargo, tenía a alguien que a pesar de no ser mío ni yo de él, me prestaba la mínima atención. Él se preocupaba por mí esporádicamente, una vez me vió llorando y me preguntó más tarde qué me había pasado, cosa que los demás no hicieron y eran mucho más cercanos a mí.
Otra tarde él se quedó conmigo y conversó, sin tener la necesidad, él me dedicaba tiempo, SU TIEMPO.
Era la única persona que dedicaba tiempo, aunque sea poco, hacia mí.
La cosa no sólo era escolar, en mis otras actividades estaba cansada porque yo estaba sola también, todo lo lindo que tenía se había ido y aparecieron cosas nuevas que convocaban a una inacción absoluta que yo no soporto y eso hacía que me enojara y me fuera, no podía soportarlo, mi lugar de paz de toda la vida había sido invadido por extraños que alteraban mi rutina y no lo podía tolerar, odiaba a todos.
En casa nadie me prestaba atención, "típica cosa de la edad", claro, pero por lo menos sentáte y preguntáme qué me pasa, cómo estoy, qué pienso. Nada.
Un padre que estaba, pero con una ausencia bastante grande ya que no me dirigía palabra o mirada alguna, era un mueble más. Yo lo necesité en momentos angustiantes y no hacía nada, era como si yo no estuviese ahí.
Quizás por eso me enamoré, inconscientemente, de este hombre que por lo menos me guiñaba el ojo en tono de complicidad por un juego, o se tomaba su tiempo, que podía usar para hacer su vida, sentado en frente mío ayudandome, probando todas las maneras diversas para hacerme entender cosas.

Ahora no lo tengo, lo tengo a la distancia y muy de vez en cuando tengo rachas donde le puedo hablar o saludar, pero no es lo mismo. Lo necesito, me acostumbré a utilizarlo como una escapatoria de esta realidad infelíz que tengo y el hecho de no poder mirarle dignamente me mata, me parte en dos.

Inevitable fue no llorar mientras escribía, pero vaya qué desahogo fue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario