lunes, 17 de diciembre de 2012

La Sombra



Quizás sea la última vez que vea al amor de mi vida mañana, quizás ni siquiera lo vea aunque nuestros horarios inversos coincidan en esa puerta.
Ahora quiero dormir, pero sigo sintiendo que algo va a salir de mi pecho, que va a romperse entero mientras se desangra completamente mi cuerpo, y va a salir otro cuerpo, una fuerza negra y oscura que tomará un sombrero, un maletín y saldrá corriendo de mi habitación hacia la puerta de lo desconocido, correrá grandes espacios, cuadras vacías de gente pero llenas de perros; de pronto se encontrará una ciudad, una ciudad plagada y llena de gente, autos, luces y sonidos, ruidos estrepitosos. Que lo van a mirar al caminar, mirar fijo por segundos al esperar en algún lado, la sombra negra se tornará roja y mirará hacia otra dirección, no sabrá que hacer cuando llamen por su turno, solo hablará seriamente ignorando penosamente la verguenza, quizás le cueste hablar pero lo hará, se irá tirando cosas porque lo miran, pero se irá del lugar de todos modos.
Saldrá de nuevo a las calles e irá buscando a esa otra sombra con dueño, él sólo es una sombra penosa sin objeto que la produzca, sólo aparece y se va y pocos lo notan. Él busca a su objeto que lo produzca, pero sólo encuentra otra sombra con un dueño, y más objetos alrededor.
La sombra la ve, su respiración cambia abruptamente, no sabe si mirar o no, pero esa sombra la saluda. Entre sombras se saludan, la otra sombra la miró, la sombra es felíz.
Va de camino a casa de nuevo, la sombra es felíz y sonríe por la ciudad y de camino a casa, los otros objetos y sombras la observan menos, "está felíz ignorenla".
La sombra es felíz, llega a casa sin que nadie la note, se vuelve a meter a mi cuerpo y lo sella con un suspiro. Ya no hay más sangre, ya no hay más ansiedad, sólo hay suspiros esperanzadores para una sombra que no le pertenece.

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